8 de mayo de 2015 |
River, con ayuda del árbitro, se quedó con el segundo superclásico |
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Al menos, tendrían que haber expulsado tres jugadores de River.
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El primer superclásico de octavos de final de la Libertadores dejó poco fútbol y bastante juego brusco, sobre todo por parte de los jugadores de River. Germán Delfino debió haber expulsado por lo menos a tres jugadores del Millonario por fuertes infracciones a sus pares de Boca. Y también debió haber hecho lo propio con Andrés Cubas (doble amarilla), por el lado del xeneize. En el primer tiempo, Leonel Vangioni volvió a ser protagonista de una fuerte entrada contra Fernando Gago, a quien le rompió la media. Se jugaban nueve minutos del segundo tiempo y Boca se acercaba al arco de River. Una de las maneras de parar a los jugadores xeneizes que adoptó Ramiro Funes Mori fue con una patada al estómago; en este caso a Pablo Pérez. Cuando todos pedían la tarjeta roja, Delfino optó por amonestar al defensor de River. El otro que mereció irse al vestuario fue el uruguayo Carlos Sánchez -autor del gol de la victoria-, que le dio un cobarde codazo a Gago cuando nadie lo vio, excepto las cámaras. Por último, Teo Gutiérrez vio la tarjeta roja a falta de dos minutos para el final del partido tras un planchazo a Guillermo Burdisso. Otra vez, como en aquellos duelos por Copa Sudamericana, River jugó fuerte ante Boca y mereció quedarse con algunos jugadores menos.
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