Mucho más cuando el resto, los que rodean a estos dos jugadores, no supera la medianía futbolística. Los hinchas de Boca tendrán que saber que Boca es así. No importarán los nombres; no importará que el club siga comprando a jugadores que no juegan en sus equipos de origen. No importa nada: Boca irá a intercambiar palo contra palo.

Claro que esta manera de jugar expone al ciento por ciento a los jugadores, porque cualquier error, mínimo y aceptable, se convierte en gol del rival. Así los jugadores no tienen ganas, no tienen "sangre", cancherean situaciones, etc. y etc. En este rubro podemos escribir cualquier tipo de adjetivo.


River se acerca

Y el terror comenzó a merodear por los pasillos de La Bombonera. Como Boca no asegura nada, ¿cómo asegurar entonces que River no se convierta en el rival a vencer para salir campeón? Hoy está lejos, a dos partidos mínimo, mientras ellos tengan un ciento por ciento de efectividad; pero es evidente que acá el que se acerca a Boca es el propio Boca que juega mal, que no tiene plan B, y que juega caprichosamente. Porque, en definitiva, estamos hablando de caprichos.


Bentancur

Rodrigo Bentancur es un claro ejemplo de capricho. El pibe ha pasado por varias circunstancias en las cuales los hinchas siguen esperando la reacción del uruguayo que nunca llega. Y, ante Patronato, volvió a decepcionar. Es un simple pasador de pelota.

En 90 minutos se le pudo contabilizar una sola asistencia. Muy poco para jugar en Boca.

Aplausos

Los que se llevó Wilmar Barrios. Hoy en cancha, el único jugador con el cual el hincha se identifica. Porque no lo hace con el equipo, en un claro mensaje de que buscan otra cosa. Bastó con transitar la salida de la cancha el domingo pasado para escuchar a la gente y los insultos.