El arquero Follmann, que sufrió la amputación de una  pierna tras el aacidente aéreo, enarboló junto Neto y Ruschel el preciado trofeo, que fue atribuido al  pequeño equipo de Chapecó a pedido de Atlético Nacional, con el que debía disputar la primera final del certamen continental.

La entrega se llevó a cabo minutos antes de que se realizara un partido amistoso del plantel reconstruido, ante el Palmeiras.